La afición volvió al Nuevo Mirador en el último partido del 2020. Fue el regalo para los todavía pocos seguidores que tuvieron la opción de acercarse a nuestro estadio para animar antes, durante y después del partido y, de esta forma, cerrar junto al equipo un año muy especial. El Covid ha condicionado absolutamente todas nuestras vidas, nadie queda exento de su alcance aunque no ha podido impedir que el Algeciras luzca el incontestable y brillante liderato del Subgrupo A del Grupo IV de Segunda B después de un arranque excepcional: invicto, seis victorias, un empate y sólo tres goles encajados.
La cita aplazada con el Cádiz B se concretó después de que el derbi ante la Balona también quedara en suspenso y había ganas de cumplir con el choque ante el filial cadista. Los de Salva Ballesta no perdieron ni un ápice de concentración, intensidad y motivación en las dos últimas semanas sin haber podido competir. El Algeciras salió dispuesto a demostrar las credenciales de líder acumuladas en un ejercicio absolutamente incontestable. El rival no era un fácil compañero de viaje porque el Cádiz B se presentó en el Nuevo Mirador dispuesto a elevar la dificultad del compromiso y su presión alta en el comienzo del choque afectó al once algecirista con Edu Ubis como referencia en el ataque. Costó adueñarse del partido aunque el equipo de Salva Ballesta nunca se descompone ante las adversidades y se creció con un Dani Espejo que encontró mejores vías de daño desde la izquierda y tras un envío suyo llegó un remate de Ubis como primer aviso de las firmes intenciones locales. El partido subió de pulsaciones a partir de la media hora y en una acción a balón parado que ejecutó Dani Espejo, el capitán Iván Turrillo remató aunque el balón se quedó en la línea. No hubo manera de perforar la meta cadista en una primera parte muy táctica y compleja.
Fue en la reanudación cuando Salva encontró el antídoto para acabar con la resistencia amarilla. Gracias a la versatilidad de una plantilla en la que se han recuperado prácticamente todos los efectivos, un relevo en el equipo significó la revolución. Raúl Pérez que se estrenó en la presente temporada fue el resorte que espoleó al equipo muy fuerte y seguro en defensa, pero al que le faltaba el factor gol. Juan Serrano volvió a tirar del carro también y en un nuevo avance algecirista evidenció de nuevo ese desparpajo de juventud que le permitió sacar un zambombazo desde fuera del área para abrir la lata.
El Nuevo Mirador se volcó con el canterano que volvía a hacer de las suyas encarrilando un partido complicado. Los compañeros se espolearon y buscaron, ahora sí, con determinación la portería del Cádiz porque un gol no parecía botín suficiente. Corbalán emergió de entre todos para buscar mayor rédito y en una jugada arrancando desde atrás encontró el remate final de cabeza de Marcos Mendes. El delantero acababa de sustituir a Edu Ubis y el relevo también resultó fundamental para la resolución del partido en el que también tuvo hueco el regreso de Dani Sales. Fue la culminación a una victoria global, de un colectivo fiel a una idea y con un líder al frente que puso el broche a 2020 de manera brillante.